¿Si todos sabemos todo, por qué nadie hace nada?
En la aldea global, todos sabemos que los alimentos no deberían llevar cancerígenos, todos sabemos que las empresas no deben seguir contaminando, sabemos que la educación o la salud no son una mercancía; sabemos que un minuto de amor vale más que horas frente a las pantallas, sabemos que la vida al aire libre es la mejor manera de conservar la salud, y la alegría la de conservar la juventud.
Entonces, ¿por qué no se producen los cambios necesarios para que todos podamos tener una mejor vida (no digo calidad, porque calidad implica –también- transformar la vida en mercancía!)
¿Por qué hay tan poca resistencia? ¿Por qué toda resistencia se desvanece tan rápido?
¿Cuánto vale el canto de los pájaros? ¿Cómo se compra un amanecer?
Salvo para los megaterratenientes contemporáneos (5%) del mundo, los que estamos en el 95% restante tenemos la oportunidad de no habitar en el simple (ramplón) mercado… Y con justa pretensión, disfrutar el acceso a esa energía secreta de la vida…
Puede que el mundo (en algunos aspectos) lo sea, pero el planeta, la tierra, las grandes extensiones de naturaleza -todavía indómita- no son mercado.
La última de las revoluciones ocurrió antes de internet y sus pretensiones de globalización…
Sabemos que, globalización es un nuevo nombre para el antiguo empire, imperio, establishment, sistema, emporio etc,
Sabemos también que los verdaderos cambios culturales siempre han sido reflejos de las tecnologías y los medios a los que dan origen.
Cuando surge internet, cesa el tiempo lineal, aparece el tiempo online, el mundo se reduce, las fronteras ya no existen, todo está conectado; el tiempo y el espacio han cambiado para siempre.
Las viejas ideologías se disfrazan, todo cambia ¿ para que todo siga igual ?