La realidad (siempre) supera a la ficción

 

A pesar del llamado desarrollo del hombre moderno en su época contemporánea o post contemporánea con apenas más de 2000 años de historia oficial, y con el aparente y desastroso dominio de la naturaleza, poco se ha podido desentrañar del abismante misterio en que le toca existir.

Las excavaciones más profundas en la tierra no superan el par de kilómetros y los esfuerzos por avanzar se ven rápidamente superados por el calor del magma. Si hacemos una analogía entre la superficie terrestre y una manzana, podríamos señalar que el ser humano (contemporáneo) ha perforado apenas su cáscara.

Así también, cuando nos preguntamos por las capacidades cerebrales de los humanos, lo que ya es  una paradoja y una ironía, dado que se trata del órgano pensante preguntándose por su capacidad individual de razonar, que viene siendo como pretender observar un átomo a través de una lente hecha de átomos… Paradoja que tan bien explica el relato del niño que pretende vaciar el mar en el pequeño pozo de su castillo de arena a la orilla de la playa… (Ver San Agustín) Nos encontramos con pruebas científicas que señalan que los humanos de capacidad superior y prácticamente los genios utilizan a lo más el 5 por ciento de su capacidad cerebral…

Esto, sumado al hecho que los colores que percibimos no son los colores de los objetos sino el color complementario que dicho objeto no absorbe de la luz y refracta en nuestras pupilas… Es decir, la manzana no es roja sino que absorbe todos los colores menos el rojo que rebota en nuestra pupila para impactar al nervio óptico y posteriormente ser interpretado como rojo, pero que en realidad es verde.

O a la innegable realidad acerca de las investigaciones efectivas de las exploraciones submarinas, que no llegan humanamente más allá de los 40 metros, dado el fenómeno de la presión, salvo por algunos robots recobrados que apenas han llegado a superar unos cientos de metros de profundidad en tanto las fosas abisales y los abismos submarinos, incluidos valles y cordilleras se pierden kilómetros y kilómetros en la oscuridad, al interior del planeta y bajo los continentes donde nunca ha llegado la luz o el sonido.

No podemos más que sonreír ante la vaga idea de saber o conocer, y solo aventurarnos a emitir juicios o razones, dado que también estaremos condicionados por todos los elementos climáticos y culturales que moldean nuestra percepción.

Solo sé que nada sé, dice el filósofo, y ni siquiera de eso estoy seguro, agrega el científico para honestamente, responder a las interrogantes humanas…

Las momias de Chinchorro (Chile 6.000 A.C.) son más antiguas que las de Egipto (2.200 A. C.) En cuyas fibras se ha encontrado alcaloides de plantas de coca y tabaco (originarias del nuevo mundo)…

¿Cómo y por qué?

Los mayas –en su ancestral religión de los siete niveles o los siete mundos cantaban a los habitantes del interior del planeta, de la tierra hueca.

La misma que ciertos aviadores aseguraron haber visitado en vuelos temerarios al final de los polos terrestres…

A medida que se avanza en las preguntas se desdibuja la razón, se relativiza la realidad y la ficción viene a llenar ese espacio que los seres humanos intuimos está poblado de verdades inconmensurables, pero que la mayoría de las veces se pretende momificar bajo pequeñas, miopes, viles y acomodaticias certezas.

¿Qué nos queda?

Disfrutar nuestra estadía en medio del abismo. Prepararnos para sorprendernos con lo impensado, incluso desde el abismo tecnológico desde donde google analytics asegura que este sitio es mayoritariamente visitado desde la mítica Rusia (¿) (visitas que agradezco y saludo entrañablemente) Y aprender a aprender, porque todo sigue cambiando y el futuro es incierto, pero, lleno de oportunidades para quienes las saben ver, más allá de la corta mirada o la vanidad ególatra de quienes creen saber…

Sabiendo que solo conoceremos un pequeña porción de la realidad, pero que si la conocemos cabal y profundamente -y somos capaces de relacionarla con el cosmos en su justa medida- lograremos visualizaar el verdadero sentido de nuestra existencia y desentrañar los innumerables y aprentes misterios del universo, que pueden ser desconocidos e inimaginados para la mayoría… Pero sorprendentemente reales para los iniciados porque la realidad siempre supera la ficción.

 

Vashe zdorovie!