En busca de la propia creatividad

graffityValpo

 

 

En la calle, navegando, o sobre una bicicleta; la creatividad no se detiene para sorprender tu imaginación, las voces que viajan contigo apuestan a salir. Los colores, los sonidos.

Ser creativo, estar creativo, va en una imagen que provoca los recuerdos o las proyecciones de esa idea que ronda tu cabeza como la bicicleta dando saltos en la tormenta entre dendritas y axones.

Entre cuentas y relojes…

 

Pensar, sentir, crear, caer, levantarse y volver a pensar, volver a pintar, volver a escribir, después de la meseta o la alimentación, después de las duras lecciones aprendidas en la calle de la vida.

¿Cuál es la pregunta perfecta? ¿Con qué herramienta se construye la creatividad?

 

Con la voluntad de ser, de dominio sobre uno mismo, con esa vocación de vagancia, ese vicio de las palabras, los delirios de imaginería, las lecturas amenas y gratificantes.

En el sueño del yo.

 

De la mente abierta dispuesta a cambiar, a estar equivocada a seguir sin tranzar; a arriesgar…

 

Y ser sólo un instrumento del cosmos, de la gran obra de arte universal, ¿de un paradigma?, ¿de un misterio, una alucinación?

¿Esa espiritual vanidad, esa soberbia sobrehumana e inconclusa?

¿iconoclasta?- Como la crew.

 

También se construye colectivamente, como cuando a partir de cada inconsciente creamos el discurso semiótico de nuestra era, la palabra perdida en la página de un pasado sin nombre, o la porfía de la memoria indestructible como signo de los tiempos…