Elogio de la lectura (F451)

 

Parafraseando a Erasmo de Róterdam, en su “Elogio de la locura” (1511); leer hoy; libros de papel, (no PDF en pantalla) sino esos libros tan raídos como otrora valorados; leer papiros y mamotretos olvidados; además de una especie de militancia atemporal, una clase de arqueología del lenguaje -dado el impuesto “contexto digital y global” resulta una completa y descabellada locura…

Y si leer libros de papel -a veces: raídos y piojosos; otras: brillantes y sólidos-, que es donde habita secretamente la literatura; va resultando equipaje digno de quiénes viajan en “La Nave de los locos”; escribir (que es el reverso de leer) sería un acto digno de quienes -por lo menos- ¿han perdido el juicio? Imagínese: escribir cartas, artículos, ensayos, poemas, obras literarias…

Escribir libros de papel en/para/desde una (anti) sociedad dónde -casi- nadie lee -salvo en pantallas- (como ésta)

Sociedad en la que, de quiénes leen (dicen los estudios) cada vez más entienden -menos- lo que han leído… O, simplemente: no entienden lo que leen… (Bastante han trabajado gobiernos y corporaciones en pro de ese objetivo) (Que nadie lea esos libros antiguos; y si los leen, que no entiendan lo que leen…)

Y sin embargo, leer; esos clásicos libros de papel: Además de una militancia secreta -Decía; implicaría una forma de virtuosa locura, una rebeldía ante el inexorable paso del tiempo, una resistencia (y resiliencia) al aparente cambio impuesto (del clima, las personas, las tecnologías) en busca de lo que permanece inalterable entre las páginas de la existencia, entre el “encanto narrativo” de los días; entre lo oculto y lo latente de la “Trama Maestra” de la vida…

  • “Sin sentido de la lengua que no es locura sino la asunción de la condición humana desde la creación literaria”

Si alguna vez escribí “Elogio de la Soberbia”, hoy creo que será de mayor provecho un “Elogio de la Locura (o de la Lectura)” que en un futuro se transforme en un “Elogio de la Sabiduría” que la sabiduría reemplace a la soberbia

De la Lectura:

Leer libros sería una militancia secreta, atemporal y rebelde en estos días de esclavitud digital porque: implica primero tiempo para dedicarle a la lectura, (ahora que todo el mundo corre); algún dinero para comprarlos (aunque sea a los libreros de usado); justo ahora que se habla de “mercados a la baja”; silencio para concentrase; (ahora que hay cada vez más contaminación acústica) y finalmente, la “gozosa soledad necesaria” para efectuar la lectura; (ahora que se promociona la sobre-socialización).

Leer libros de papel sería ir en contra de lo que se impone a las masas; “las masas” ese concepto de la década de los 50 del siglo pasado, que, -querámoslo o no- además de ir cambiando de nombre, de camuflarse entre otras denominaciones más “cómodas” y “políticamente correctas”, se sigue aplicando sistemática y despiadadamente -ahora con nuevas y más efectivas herramientas- para control de las personas…

 

Porque además de locura; leer también es poder.

Siempre agradeceré el sabio consejo que me dio mi padre a temprana edad:

“leer, leer, leer, leer y leer”

Al que yo agregaría: re-leer, re-leer, re-leer, re-leer, y re-leer.

Por las múltiples e inesperadas “lecturas” que surgen de la “re-lectura” como cuando se descubre nuevos acordes, o “pistas” en un tema que ya habíamos escuchado cientos de veces y, a pesar de eso, nos sorprende con un “detalle” que -hasta ahora- no habíamos escuchado, visto, captado, ¿percibido? Eso pasa con las obras “maestras”.

En la re-lectura se pasaría del nivel “usuario primario” del texto, a uno de decodificación -incluso desencriptación- de ciertos “mensajes ocultos” en el texto para la lectoría superficial, destinados a quiénes realmente han aprendido a leer… Del simple usuario que juega al Mojang o DV Loper que crea el juego…

Entonces, quienes estarían más cerca de transformar el mundo, no serían quienes leen simple o superficialmente; -o solo juegan- sino quienes re-leen y descubren esos mensajes o incluso esos textos dentro o debajo de otros textos: lecturas dentro de lecturas…

Como las metáforas internas de un tema universal cuyo sentido se va revelando y rebelando de signo en signo en la tipografía cósmica en que se “escriben” los universos, con sus jerarquías, personas, modos, tiempos y verbos.

Un tema universal, una “trama universal” en la que fluyen, confluyen y refluyen los autores y los personajes de las obras literarias de todos los tiempos y lugares.

 

 

“Usted y yo somos personajes de una obra literaria.  Nos damos cita en esta página, donde los ojos decodifican los signos, y los signos las mentes; pero vivimos en sendos libros que están siendo leídos (y escritos) por otras personas en otra parte, en las antípodas del palíndromo o el anagrama…”

(Prolegómenos para una Arqueología Poética)

                                                                           

Leer es locura, pero también es poder: poder acceder al verdadero conocimiento.

Leer y re-leer sería como ese par de cromosomas extras que abren las puertas -desde la sombra- al siguiente nivel… (46 & 2)

Concentración versus dispersión

Leer un libro de papel sería hoy en día un acto poético -decíamos- en medio de una sociedad donde la gran mayoría no lee, y de la minoría que lee, hay una gran mayoría que no estaría entendiendo lo que lee… Con lo que este Acto pasa de poético a épico…

Leer un libro de papel implica la concentración de la mente, porque “obliga” la decodificación de los signos en un entorno perceptivo cada vez más profundo e intenso, que lo transforma en un “medio caliente” -como diría McLuhan; un medio que desencadena la actividad cerebral de conciencia, que involucra no solo la visión (que salta de letra en letra, o de palabra en palabra, o de párrafo en párrafo, incluso de página en página -dependiendo de la pericia y la técnica-) sino también el tacto (al rosar las páginas con los dedos, al sostener el libro en las manos; el olfato al percibir simultáneamente el aroma del libro, desde las cepas más rancias y amaderadas hasta las más sofisticadas de la tinta; y otros sentidos cinestésicos implicados en la vivencia…

(Lectura: Experiencia Vívida)

 

La lectura en PDF implicaría lo contrario; la “dispersión”, la “desconcentración” porque la “lectura del texto” está condicionada al skyn del programa, a las herramientas disponibles, a las sugerencias latentes, al mod; a los menús que “obligan” a ir abriendo, abriendo, abriendo; saltando, saltando y saliendo, saliendo, saliendo cada vez más del texto…

 

“ -Cámara rápida, Montag -continuó- Rápida. Clic, pick, ya, sí, no, más, bien, mal, qué, quién, eh, uh, pim, pam, pam. Resúmenes, resúmenes, resúmenes. ¿La política? Una columna, dos frases, un titular. Luego, en pleno aire, ¡todo desaparece! ¡las manos de los editores, explotadores, desarrolladores, directores de programación bombean y bombean, y la mente gira con tanta rapidez que el movimiento centrífugo libra de todo pensamiento inútil, de días y días malgastados!

Fahrenheit 451

 

Leer un libro de papel es un acto poético y de individuación en el que subyace una propuesta de fondo que plantea la “Concentración” versus la “Dispersión”. Ahora, si ese “acto poético” se realiza -por ejemplo- en el superlativo de los libros que sería una Biblioteca y no solo una biblioteca sino una Biblioteca Pública -donde (casi) no hay dinero de por medio- estaríamos frente a un acto no solo poético sino también “Quijotesco” por el grado sumo de la locura:

¿Por qué leer un libro de papel en una biblioteca pública?

¿Será que la literatura y el arte -el verdadero arte- debería estar en el ámbito de lo “público” de la comunidad (no del mercado…)

¿Lejos de los ministerios y los gobiernos? -Como dice R. Bolaño.

¿Será que el “verdadero trabajo intelectual” nos “obliga” a tomar partido junto a la comunidad y no desde una torre de marfil?

¿Comprometerse hasta “ensuciarse las manos”?

¿En la apertura de los ojos, de las mentes, en la denuncia?

¿En la belleza brutal de partir los cráneos para abrir las mentes?

¿y los horizontes?

¿En la función basal y profunda del Arte: transformar la sociedad?

-En una sociedad mejor, -hay que aclarar- no basta con transformar, es necesario evolucionar, incluso re-evolucionar, perfeccionar… Que el mundo quede mejor que como lo recibimos…

 

 

No, ya no es paranoia ni conspiración, la alerta mundial y la advertencia de importantes Instituciones Educadoras contra los gigantes productores de pantallas en red es la pura realidad, comunicada abiertamente y comprobada científicamente; de cómo -desde hace décadas- se está afectando negativamente el desarrollo neuromotor y sicolingüístico de los y las adolescentes de manera intencionada o no.

(“que cada generación lea menos y que quienes lean no entiendan lo que lean”)

 

Lector-escritor-lector

Locura: Leer, leer, leer y leer; re-leer, releer, releer y algún día llegar a ser un escritor que en lugar de jactarse de los libros que ha escrito se jacte de los libros que lee… O ha leído. (y entendido; o creído que los entendió…)

 

¿Qué puede ser una novela en este siglo XXI?

¿A quinientos años de Cervantes, a quinientas obras de Shakespeare. A cien años de Márquez; a doscientos años de Melville o 1666 de Bolaño, Borges y todos los semi-dioses cagatintas de aquella religión fósil y obsoleta de los libros de papel?

¿Acaso Joyce ya no lo había hecho todo con su Odisea del lenguaje? ¿Acaso Unamuno no había pactado con el mismo Diablo en la Universidad de Salamanca para salir del formato novela, y después de vender su alma trastocarla en “nívola” y dar inicio a toda esa serie de mutaciones, conocidas como novela sicológica, novela de autor, y posterior y paralelamente –con los aportes de Allan Poe- novela policial, de misterio, novela negra y toda la paleta o el pantone de narraciones y narrativas…

¿Qué  podría ser una novela en este siglo XXI? ¿La madre del guión de una película?

¿El guión de una narración muy comercial enfocada en un nicho de lectores plenamente identificado en su perfil de consumo, mediático, sicológico, económico y sicográfico?

– ¿Un producto?

Una historia mantecosa y dulzona con alguna que otra vuelta: inicio, nudo, desenlace…

¿Lo mismo de siempre? ¿Una “novelación” de la historia semioficial, una intromisión de masiva mirada reduciendo un hecho parcial al mínimo común entendible y digerible para los lectores, las lectoras, los consumidores, las consumidoras; clientes, fans…?

¿La decodificación de una versión de una parte de una novela ya “famosa”; una versión; una adaptación? ¿Una profundización en la obra de autor consagrado, una variación, el plagio? ¿De un dios fósil?

-Una página de la historia…

-Sí, pero eso es: Historia.

¿Una novela en el siglo XXI sería una mezcla de menú y juego descargable gratis en una pantalla?

¿El guión de una serie? ¿de un podcast?

No sería una historia. No sería un poema. No sería un artículo, o una columna…

¿un storyline?

¿board?

¿telling?

Entonces;

¿Qué sería/será/es la novela en el siglo XXI?

Algunos tipos de novelas:

Novelas de misterio

Novelas policiales

Novelas rosa

Novelas negras

Ojo con la Nueva Novela Nórdica Negra…

Novelas en las que aparecen palabras como: “Disciplina”

o: “Contransmagnificantdijudivaganstancialidad”

Novelas sicológicas.

Novelas en las que los personajes están muertos

Novelas de guerra

Novelas en la que los personajes tienen el mismo nombre

Novelas en las que nadie sabe quién es el asesino

Novelas históricas

Novelas que ocurren en otro tiempo, pasado, futuro, paralelo.

Novelas del mar

Novelas de la selva

Novelas de esclavos

Novelas de personajes y conspiraciones

Novelas deportivas

Novelas de ciencia ficción

Novelas de mascotas

Novelas en las que no pasa nada

Novelas que todos dicen que han leído, pero nadie ha podido terminar, por aburrimiento o cansancio…

Novelas que solo algunos dicen que han leído, pero tampoco ninguno ha leído.

Novelas que se cree que existen, pero nadie las ha escrito: Novelas fantasma.

Novelas que han leído personajes de otras novelas y de las que conversan con otros personajes…

¿Novelas de sueños?

Novelas con las que se sueña: Novelas imaginarias. Novelas que se supone que existen porque existe una película o un tema con ese título o alguno similar…

Novelas cuyos autores y autoras vivieron en el exceso y murieron jóvenes. Novelas cuyos autores y autoras vivieron en el exceso y murieron viejos. Novelas cuyos autores o autoras no tuvieron ningún exceso. Novelas escritas bajo los efectos de alguna sustancia… Novelas que se hicieron películas y posteriormente series y posteriormente merchandising de algún cereal para el  desayuno, o motivo de edredón o polera…

Una narración; un contar, que ya está obsoleto porque si se trata de contar puedes llamar y hacerlo en un audio…

Un relato de algo que le ocurre a un o unos personajes que no se dan cuenta…

Un relato de algo que le ocurre o no le ocurre a un o unos personajes en un mundo/espacio/ambiente, ¿con un principio y un fin? ¿Podría no tener principio? Tal vez no se sepa cómo comenzó todo, pero en alguna parte comienza, hay una primera palabra o frase o párrafo y ese es el principio. Lo mismo para el final…

Estaría leyendo… -entonces- y por novena vez*- “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, un Don libro de esos clásicos antiguos, lleno sabiduría y fiel retrato de la condición humana. Hijo del ingenio creador de Don Miguel de Cervantes, que es padre de la lengua; -ese sí es un título- “Padre de la lengua” porque Miguel de Cervantes, además de soldado y poeta, también es lingüista, (entonces; “Padre del lenguaje…) porque escribió, además,  la Gramática Española y dado que, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha sería la primera novela (como tal) del mundo; Cervantes también es: ”Padre de la novela” o “Alma Mater de las Letras Castellanas” y, en consecuencia, americanas, iberoamericanas, chilenas, argentinas, mexicanas, celtibéricoamerindias, etcétera.

 

Luego, pienso releer (re-leer) (pienso: luego leo, leo luego pienso…) toda la obra de W. Shakespeare. Obra en la que, tal vez, la palabra escrita ha llegado a conjugar más verdades e incertidumbres del devenir humano por el mundo; una obra llena de emociones complejas, personajes entrañables; reflexiones y sabidurías…

* novena vez que atraviesa esa puerta: primera vez la novena puerta…

LEER ES PLACER

El placer de conocer el principio, por ejemplo:

Saber cómo se originó esta pantomima impostada que hoy se pretende imponer como “realidad”. Ese montaje de percepciones y emocionalidad que se utiliza principalmente contra las personas disfrazado de racionalidad, o “inteligencia”, de “contingencia” o “tendencia”.

¿Cómo se instaló la criminalidad más despiadada en el poder? (disfrazada de democracia) o ¿Qué hizo posible el contraataque de los ciervos zombie, o los lobos mutantes?

 

Leer es placer y poder. Poder viajar en el tiempo, por ejemplo:

Poder tener paz, por llegar a la explicación. Al origen. A la Verdad. Y desde ahí, Iniciar un nuevo viaje hacia y desde el futuro.

Se dice que la máquina del tiempo sería un invento del lenguaje argentino:

“Descubrí la máquina del tiempo”

“Descubrí” es Presente del Indicativo: -descubrí ahora che!

“Descubrí” es Pasado: Pretérito Perfecto de descubrir… Ayer descubrí.

Y futuro -en tanto- del Imperativo: “Descubrí” ahora, descubrí ya!

(Descubrí: eterno presente) = (¿Present continuous?)

 

 

Información no es conocimiento: conocimiento no es sabiduría

Podrán desarrollar toda la inteligencia artificial, y el potencial de su aplicación en pro de la humanidad es una gran posibilidad; pero la “Sabiduría” (con mayúscula) seguirá siendo patrimonio exclusivo de la humanidad. (Ahí termina: Terminator y skynet…)

La sabiduría que un ser humano plenamente desarrollado puede alcanzar, habiendo experimentado todas las luces y las sombras de nuestra humana condición en cada etapa de la vida, en lo particular y en lo universal estará lejos del alcance de unos nanochips o circuitos superavanzados de última tecnología. Bots y robots humanoides, implantes de biotecnología neurocelular, o edición y diseño genético.

-¿Ya leyó “Un mundo feliz”?

A propósito, si alguna vez fue lícito que Philip K. D. haya preguntado ¿sueñan los robots con ovejas eléctricas? Hoy también lo es preguntar ¿Qué máquina o software llegará a ser consciente de sí mismo? ¿Qué robot sabrá lo que es imaginar? ¿delectar una fruta del jardín que tu plantaste hace tanto? ¿sentir la desolación de la decepción humana? ¿el vacío de la incertidumbre al borde del universo? ¿el gozo de fundirse en un abrazo? ¿de crear? (no solo de ejecutar tareas) ¿de amar y ser amado?, ¿de sorprenderse de lo maravilloso? ¿del gozo indescriptible en el momento de la ocurrencia? ¿del quiebre de la lógica, antes de la risa?¿del equívoco?

-Jajalkjkfdnvjkbnnbn je je je…

¿De experimentar el constante dejavú de lo paranormal?

Solo el viejo fantasma en la máquina o la rabia de siempre contra esa misma máquina…

O lo literario:

En Fahrenheit 451 (releyendo) Ray Bradbury anticipa una distopía muy cercana a la que nos toca vivir: esos libros de papel serían enemigos del estado. Del gobierno oculto y global, de su “inteligencia” artificial, de su policía digital…

“-Se abreviaron los años de estudio, se relajó la disciplina, se dejó de lado la historia, la filosofía y el lenguaje. Las letras y la gramática fueron abandonadas, poco a poco; poco a poco, hasta que se las olvidó por completo. La vida es lo inmediato, solo el trabajo importa. Divertirse, sí, pero después del trabajo. ¿Por qué aprender algo, salvo apretar botones, insertar llaves, apretar tornillos y tuercas?

Vivimos en una época de antiilustración en la que “Ya no es necesario quemar y quemar libros, basta con que cada vez haya más gente que no quiera leerlos”

(La estufa y la salamandra, Fahrenheit 451. Octubre 1953)

 

LEER es vencer al tiempo y al espacio

Desde la A hasta la Z o desde el Alfa hasta el Omega esa “Trama Maestra” de personajes, autores y obras de la literatura (y las literaturas) seguirá conectándonos -a través del placer literario- con el poderoso mito que subyace; con los arquetipos que permanecen; con el legado narrativo que aportará a la identidad… a la humanidad… a las “Humanidades”.

Lo que hace -realmente imprescindible- leer y re-leer libros (ojalá de papel…) es el placer de descubrir el profundo conocimiento de la “condición humana”, de acercarnos a la sabiduría interior y al verdadero sentido de la existencia, que aporta su lectura; y -al mismo tiempo- el poder transportarnos al relato memorable, al cuento sorprendente, o al poema universal que, en el “eterno presente de la obra maestra” nos revela la presencia y permanencia de su protagonista: la pasión del espíritu humano; la belleza del drama universal; y, un “algo más”; que aquí, invito a descubrir y compartir…

 

“ -Ve -Dijo a Montag, metiendo otra moneda en la máquina-. Y vive tu vida, cambiándola mientras vives. Yo te seguiré.

Montag corrió. Yo fui detrás.

Ésta es la novela de Montag.

Le agradezco que la escribiera por mí. ”

RB/F451

 

 

 

 

 

L+RL = 46&2

 

 

Nota: Acabo de ver a una pequeña leyendo un libro de papel en su bus escolar… Siempre hay esperanza.

 

 

 


Elogio de la lectura (F451) Rafael F Pulgar Hills


 

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