El antiguo rey egipcio, el divino hijo de los dioses sueña nuevamente con su inmortalidad. En la alcoba de los tiempos su espíritu vuela en busca del cuerpo resurrecto. El mismo de antes de la muerte, el mismo que cubierto de aceites y láudano, vuelve victorioso con los párpados protegidos por el légamo negro y sagrado del río.
Kwfw el hombre alado y azul, el elegido, sueña con máquinas inexplicables; con torrentes sanguíneos y plasmas, con vasijas de cristal en fuegos congelados al compás de músicas inenarradas y temibles.
Suena una orquesta de cigarras ciegas en la mente, sueña con la vida desde el otro lado de la muerte. La vida, la vida nueva que se imprime como los dibujos en la roca de los brujos y como las pirámides que se construyen grano a grano, cubo a cubo a cada nivel a cada altura.
Kwfw, Keops el hijo y padre de los dioses-estrella ve con espanto y regocijo como su cuerpo vuelve a la vida hueso a hueso y capa a capa, tendón por tendón había profetizado en la escritura mientras su imagen se actualiza hasta el último de sus cabellos.
La máquina cuántica imprime en todas las dimensiones; el papiro y la tinta han sido reemplazadas por sangre, calcio y células nodrizas, las mismas de su cuerpo momificado en la noche del cosmos.
La sala de disecciones ahora es un laboratorio de bioimpresión lleno luces y destellos metálicos donde los antiguos, albinos, rapados sacerdotes visten de blanco; también hay ventanas parlantes llenas de colores, como pequeños cubos de sicodelia que -al parecer- hacen brotar los líquidos lúbricos y vitales; lecitinas, colágenos, plasmas, riboflavinas, y proteínas cultivadas para transformarse en tejido, brazos, ojos, y oídos.
Kwfw, Keops, el antiguo rey egipcio, el que sueña despierto y despierta de su sueño milenario, el primer hijo de Ra, el que tiene ojos para ver, vuelve a abrir el par de párpados bajo los ojos ya abiertos. Y ve..
https://youtu.be/JCDjP4JnpGU