Por estos días, cada vez más, se habla de la crisis del
contenido. Que ahora lo que importa es el contenido. Que hay malos contenidos.
Que generar contenido es la forma de agregar valor a las propuestas. Que la
gente cada día está más demandante de contenidos.
¿Qué es el contenido?
Según uno de mis anacrónicos, amarillentos y piojosos
diccionarios de fines de siglo XIX (Con costura e imposibles de sacar a luz
solar…) Contenido: es /Participio Perfecto de Contener/ Que se conduce con
moderación o templanza. / Lo que se contiene dentro de una cosa/ Significado de
un signo lingüístico o de un enunciado.
Según el virtual wikipedia. Contenido
vendría siendo:
/La materia o los componentes conceptuales respecto a la estructura
o la forma lógica que construye la unidad de sentido del discurso u obra/.
O, /toda la
información que se presenta a partir de la trascendencia de los productos y los
servicios de una organización en sus distintos grupos de interés./
II
Es decir, contenido es lo que llena la forma, lo que está adentro, lo que constituye el corpus, el numen, del sujeto.
Partiendo de esta premisa, hemos de reconocer que
quien busca así –tan desesperadamente – un contenido, busca también algo que le
llene, algo que habite ese espacio interior, vacío.
Si tanta gente, busca tan desesperadamente los contenidos, ¿hemos de reconocernos como
sin contenido?, ¿Tan vacíos nos hemos quedado al interior de las ciudades en
este lado del mundo que ahora buscamos desesperadamente algo con que llenar nuestra existencia…?
¿Cuántas veces hemos escuchado decir? : “Esto es lo que realmente me llena”…
III
Afuera, entonces –como diría el filósofo- existe algo subyacente, un meollo, un asunto, un tuétano, ¿un quiz ? De lo que el ser se estaría nutriendo como una oruga inconsciente de su depredación…
Necesariamente entonces, deberíamos esforzamos por generar
contenidos… Ahí estaría la apuesta… En eso nos iría la vida; pero, ¿Qué es generar contenido?
¿Aprender las ideas de alguien y creer que son nuestras?,¿ Repetir lo que leímos en alguna parte sin ni siquiera darnos cuenta?, ¿Trasvasijar las visiones o las vivencias de otro?, ¿Copiar descaradamente?
¿Recomendar, retocar, reacomodar, retuitear, ir por el mundo con ropa prestada…?
IV
Esta, llamada crisis de contenido no es una causa sino un efecto. Un efecto de una causa profunda como es la crisis del pensamiento. Hoy en día la mayoría de la gente no piensa.
Cree que piensa, pero solo trasvasija los contenidos de otros.
Pensar, implica necesariamente un proceso activo de producción de ideas –que se confunde con el percibir.
Percibir, también es un proceso mental, humano, en el que se producen ideas, pero, a partir de un proceso deductivo de observación del medio; si se quiere de digestión de la realidad, o del contenido.
Pero, pensar es un proceso inductivo, es decir, se genera la idea a partir del interior del ser. Ya no observo. Propongo.
Ambos, serían el binomio de la facultad humana de discernir. Primero percibo, luego
pienso.
Hoy, muy pocos piensan lo que muchos perciben.
Y los que piensan, piensan en términos de inteligencia –de pragmatismo, de inmediatez- no alcanzando a pensar en términos de sabiduría o imaginación.
Y esto, también es efecto de una causa más profunda…
La crisis espiritual del hombre del mañana atrapado en el día a día de hoy.
V
¿Cómo transformaremos la oruga en mariposa?
¿Cuándo dejaremos volar nuestra imaginación?
VI
Ciertamente, el destino de toda oruga es volar libre
llevando el polen a las nuevas flores que serán frutos en un mundo inimaginado,
pero real…