¿Qué extraños paralelismos de vidas o muertes se entretejen en la trama literaria de todos los tiempos?
William Shakespeare, dramaturgo, escritor, y actor inglés a quien se le atribuye más de 40 de las obras más notables y que con la frase “ser o no ser, -esa es la cuestión” pronunciada por el personaje Hamlet de su obra homónima, constituye la cumbre de las letras inglesas, falleció la noche del 22 al 23 de abril de 1616.
Así también, Miguel de Cervantes y Saavedra, escritor y poeta español que con obras monumentales como el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha o Novelas Ejemplares; definió los lineamientos de lo que hoy conocemos como novela y por cierto es reconocido como padre de las letras españolas y castellanas, falleció a su vez la noche del 22 al 23 de Abril de 1616.
El (llamado) Inca Garcilazo de la Vega, también escritor y poeta en cuya obra se conjuga por primera vez la narrativa del viejo y el nuevo mundo en una inédita amalgama de espíritu salvaje y barroco, falleció –también y sorprendentemente- la noche del 23 de abril…
De 1616.
¿Por qué?
Nada es casualidad, dice la ley universal de causa y efecto en los escritos de Hermes Trimegistro. Todo ocurre por algo.
¿Por qué semiótica conspiración podemos constatar los paralelismos en las muertes, las vidas, los personajes y las obras de poetas y escritores?
¿Será la literatura esa especie de númen colectivo en el que, además de reunirse las historias de las vidas y los sueños de los hombres asistirían también otras jerarquías universales desconocidas e ignotas, pero presentes, y permanentes con un rol preponderante y definitivo en el delicado juego de la realidad y la ficción, la razón y la locura, la historia y la religión, la escritura y la vida?